En una conferencia de prensa que se realizó ayer al mediodía en el anfiteatro de Eva Perón de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE-CTA) Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora; Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz; y Fernando Cardozo, coordinador nacional de la Secretaría de Relaciones Internacionales de la CTA. anunciaron la creación del Comité de Solidaridad por Haití.

"Se trata de una propuesta política de largo plazo que busca, además de la ayuda inmediata por el terremoto, lograr el fin de la ocupación militar de los Estados Unidos y de la MINUSTAH (Misión de la OEA), la anulación sin condiciones de la deuda externa, como así también asegurar que sean los mismos haitianos los artífices y protagonistas de su propio destino de modo libre y soberano", informaron los referentes del flamante Comité.

Anunciaron también que, además de la ayuda directa a organizaciones populares de Haití y a residentes de ese país en la Argentina "se está organizando un Festival para fines de marzo y se acordó declarar el día 21 de ese mes de solidaridad con Haití".

Pérez Esquivel resaltó la importancia de conformar este tipo de comité de solidaridad "para pensar juntos como llevar la solidaridad y garantizar la efectiva distribución de la ayuda humanitaria al pueblo haitiano. Haití necesita de todo pero no por medio del sometimiento y la dominación ayudamos a su reconstrucción, tenemos que estar atentos a lo que quiere el pueblo haitiano, ser concretos en el tema de ayuda", expresó y propuso reclamar a Francia que repare los daños ocasionados durante su período colonial.

En ese sentido, Cardozo sostuvo que "el comportamiento de los `titanes’ de la escena internacional merece una reflexión para la región y el mundo, cuando el compromiso por la ayuda humanitaria y la solidaridad se manchan de intensiones imperiales de afianzar los lazos de dependencia".

"La ayuda humanitaria -amplió- no puede ser violenta ni implicar la militarización de un país por parte de la mayor potencia económica y militar del globo. Antes, la ansiedad de `hacer algo’ por Haití condujo a varios países de Latinoamérica a emprender una intervención
diplomática y militar mal concebida en su origen, pobremente implementada en ejecución y carente de propósitos políticos rigurosos y mensurables".

Desde el Comité argumentaron que la intervención militar de la MINUSTAH
desplegada desde 2004 había fracasado en sus objetivos de pacificar, estabilizar la situación política, reconciliar la sociedad y traer algún tipo de mejora en la calidad de vida de los haitianos. Haití es, en el plano regional, lo que han sido otros esfuerzos de "coaliciones de voluntarios" como Irak y Afganistán. Washington determina el objetivo y luego invita y moviliza al consorcio de países participantes en una acción militar.

Por eso, dijeron, "hoy es evidente y urgente la necesidad del pueblo haitiano por asistencia coordinada, rehabilitación y toda solidaridad que pueda constituir los nuevos cimientos de este país devastado". Y demandaron que la ayuda se encamine "a una reconstrucción con una lógica soberana y de cooperación solidaria, para dejar atrás la ocupación dependiente y el aprovechamiento de las instituciones financieras internacionales por seguir dando créditos y condenando al país a ser deudor de cuentas imposibles de cobrar. La ayuda entre pueblos no puede ser violenta; la ocupación no es solidaridad".

Finalmente, Cortiñas recordó su visita a Haití en el marco de la Misión de Solidaridad e Investigación que se realizó en abril del 2005. "Haití es un país desvastado por los apetitos de los países ricos del mundo", apuntó.

El comité quedó conformado también por organismos de derechos humanos, sindicales, religiosos, culturales y políticos.