Carnaval de Ludueña
Crónica del 9no Cumple-Carnaval del “Pocho” Lepratti
Viernes 5 de marzo de 2010

El pasado viernes 26 de febrero, un micro completo por compañeros de diferentes organizaciones, partió desde CTA Capital hacia Rosario. El motivo, participar del 9no Cumple-Carnaval del “Pocho” Lepratti.

Llegamos al barrio Ludueña cerca de las 2 de la tarde.
Nos recibió el calor de Rosario y la calidez del Padre Edgardo Montalvo, quién ofreció además su casa-comedor para alojarnos. Edgardo es un curita tercermundista, viejito, se mueve lentamente al ritmo de su bastón, pero tiene la energía de un gigante y una chispa constante de alegría que brilla en sus ojos azules y vivaces. Edgardo nos relató de inmediato su historia, su llegada al barrio, el laburo que inició para sacar a los pibes de la calle hace más de 20 años, y el surgimiento de ese gran luchador que fue el “Pocho Hormiga”, como suelen llamarlo.

Al Pocho lo asesinó la policía en diciembre de 2001, cuando salió al techo del comedor a pedir que no tiraran porque había pibes comiendo en el lugar. Una muerte dolorosa, injusta, terrible. Se llevaron un compañero de esos que no abundan, “el ángel de la bicicleta” como supo cantarle León Gieco. Pocho es un luchador de esos que entregan su vida para cambiar la realidad, con los pies metidos en el barro. No es casualidad que digo Pocho es y no Pocho fue, porque como rezan algunas paredes del barrio: “al Pocho no lo mataron, lo multiplicaron”. Por eso es que nos llegamos hasta Rosario, y más precisamente hasta el humilde barrio de Ludueña.

Hoy en su casa funciona el bodegón cultural del Pocho, motorcito de este maravilloso Carnaval.
Luego de ubicarnos en lo del Padre Edgardo, nos dirigimos a la plaza donde se desarrollarían las actividades. Allí nos encontramos con otra grata sorpresa: la orquesta de la escuela. Alrededor de 50 chicos de entre 10 y 13 años, cada uno con su instrumento, entregados a la dulce disciplina de seguir a la batuta, ofreciendo bellas melodías y caritas de satisfacción.

Con el atardecer llegaron las murgas de estilo uruguayo, que desplegaron sus colores, su sentido del humor y crítico sobre el escenario. Nos entregamos al buen ritmo y a la diversión.
Ya entrada la noche, disfrutamos de diferentes músicos, canta autores, folcloristas, bandas de rock y el afamado crédito local, “Farolito”, una banda muy piojosa que hizo delirar a jóvenes y no tanto. Todos del barrio, todos comprometidos, todos trayendo la memoria del Pocho en cada palabra, en cada gesto, en cada acorde.

El sábado, caluroso y seco, nos encontró al mediodía en dos largas mesas con el Padre Edgardo compartiendo unas inmensas ollas de arroz. En una de las cabeceras, el viejo curita nos regalaba más historias con micrófono en mano. Luego el micrófono pasó de mano en mano, y cada uno compartió sus experiencias de militancia. Las hormigas comenzaban a juntarse, a conocerse y a sentir la necesidad de seguir construyendo juntos, el espíritu del Pocho Lepratti estaba allí, y continuaba multiplicándose.

El almuerzo terminó en una gran zapada, de guitarras y percusiones, que se trasladó a la plaza para inaugurar espontáneamente el segundo día del Cumple-Carnaval del Pocho.

Fue día de murgas estilo porteña, de ritos de Carnaval como la quema del enorme muñeco Rey Momo que terminó en una danza casi tribal alrededor del fuego. Y cuando nadie lo esperaba, Raly Barrionuevo subió al escenario y la noche se llenó de ritmo de chacarera, de sus letras más combativas, de una fiesta exultante.

El domingo, mientras se preparaba una gran olla popular para el almuerzo, las organizaciones sociales presentaron sus historias y sus laburos, con fotos, con carteles y luego en un gran plenario, nos abocamos al debate de la construcción política. Allí, dejamos nuestra semilla de la Constituyente Social y nuestro agradecimiento por haber sido recibidos con tanta camaradería, con tanto amor.

Luego del guiso, no quedó tiempo para mucho, el cierre del Carnaval se realizó con la actuación de unas cumpas del bodegón del Pocho, después vinieron los abrazos de despedidas, las promesas de reencuentros.
Así festejamos el 9no Cumple-Carnaval del Pocho Lepratti, como el Pocho lo merece, porque como decía la consigna de este Carnaval “el fuego de la alegría es el rostro de nuestra lucha que crece y resiste.”

Fuente Adrián Pietryszyn

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