
"La dictadura cívico-militar instaurada en nuestro país en marzo del `76 será recordada no sólo por la desaparición física de miles de argentinos, las torturas, los presos, los exiliados y la violación de los derechos humanos, sino también por comenzar un proceso de destrucción de la cultura argentina del trabajo y la producción, generando una nueva cultura económica de especulación".
El documento publicado por el Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina (SICA-CTA), sostiene de manera textual:
"En rigor de verdad, el golpe de estado del `76 comenzó a ser preparado con mucha anticipación. Para entonces, Argentina era el único país del Cono Sur que mantenía un régimen democrático, en tanto que todos los países vecinos estaban gobernados por dictaduras militares, sostenidas por Estados Unidos en el contexto de la Doctrina de la Seguridad Nacional (Banzer en Bolivia, Geisel en Brasil, Pinochet en Chile, Stroessner en Paraguay y Bordaberry en Uruguay).
Desde mediados de 1975, empresarios liderados por José Alfredo Martínez de Hoz se entrevistaron con Jorge Rafael Videla debido a la preocupación de los grandes grupos económicos porque "se estaba impidiendo la libertad de trabajo, la producción y la productividad" y solicitando a las Fuerzas Armadas que aseguraran "el imperio del orden sobre todas las cosas".
Fueron largos meses de preparativos hasta que el 24 de marzo de 1976 se produjo el golpe. Desde entonces, el mal llamado “proceso de reorganización nacional” puso en funcionamiento un sistema represivo, que permitió comenzar un proceso regresivo de la distribución del ingreso, destruyó el aparato productivo y fomentó el desempleo masivo.
El verdadero objetivo del golpe militar fue desmantelar las instituciones y hacer desaparecer cualquier proyecto que tuviera como fundamento a la justicia social; un plan diseñado para vaciar económicamente el país y destrozar las conquistas sociales y culturales adquiridas con las democracias. Mientras la dictadura militar torturaba y asesinaba, la dictadura financiera dejaba sin trabajo a nuestros hombres y mujeres.
Por todo esto, recordar el 24 de marzo en nuestros días es un modo de decirle “nunca más” al ajuste, al atraso y a la represión. Este 24 de marzo digamos “presente” en la histórica Plaza de Mayo por nuestros compañeros desaparecidos, junto a todo el pueblo argentino".
Compañero Julio César Carboni, reflectorcita, (detenido-desaparecido el 22/05/76); Compañero José Juárez, montajista, (detenido-desaparecido el 10/12/76); Compañero Alberto Imas, asistente de dirección, (detenido-desaparecido el 08/05/77); Compañero Raymundo Gleyzer, asistente de dirección, (detenido-desparecido el 27/05/77).
Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina (SICA-CTA)
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