Memoria, Verdad, Justicia
Jueves 25 de marzo de 2010, por Orlando Pascua *

A la una de la madrugada del 24 de marzo de 1976 un general se acerca a Isabel Martínez de Perón y le dice “señora, las Fuerzas Armadas han decidido tomar el control político del país y usted queda arrestada”. Asumía el control del país una Junta de Comandantes, como la herramienta militar de los grupos económicos.



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Secretario Adjunto de la CTA Corrientes; Coordinador
Red Compromiso Social por Malvinas

Se iniciaba así uno de los mayores genocidios de la historia de nuestra Patria. El terrorismo de Estado. La entrega del patrimonio nacional.

Se ponía en marcha un proceso económico liberal de concentración de la riqueza, con José Alfredo Martínez de Hoz como ministro de Economía, proveniente de la más rancia oligarquía y hombre de la banca internacional, se implantó la reducción del déficit en base a las privatizaciones y la transferencia de los gastos a las provincias. La economía se “modernizó” abriendo las puertas a la importación, lo que obligó a la industria nacional a competir en un plano de absoluta desigualdad.

Aquel 24 de marzo fue producto de un plan concertado por los grandes grupos económicos y las fuerzas armadas para implementar el terrorismo de estado y el genocidio con el objetivo de disciplinar socialmente a nuestro pueblo, en especial, a la clase trabajadora, para obtener una mas alta tasa de ganancia y concentración económica.

La dictadura militar intentó redefinir en forma irreversible las características sociales, económicas y políticas que le habían permitido a los sectores populares cuestionar el poder y comenzar a debatir un proyecto de transformación.

Solo comprendiendo la magnitud y relevancia de lo que estaba en disputa puede entenderse la funcionalidad del accionar represivo y del golpe abierto en aquella época y los desafíos del presente.

Y para llevar adelante ese modelo económico se valieron de secuestros, torturas, exilios, desapariciones y muertes de compatriotas que sólo perseguían el objetivo de una sociedad más igualitaria, solidaria y fraterna.

Las Fuerza Armadas fueron la herramienta para instalar ese modelo de exclusión y marginación. Lejos estaban de los principios y valores de los ejércitos de San Martín y Belgrano, (la derrota militar de Malvinas la demostró claramente).

A 34 años del golpe militar-económico es fundamental terminar, de una vez por todas, con la teoría de los “dos demonios” y afirmar que claramente fue Terrorismo de Estado y que se intentó implantar un modelo no solo económico, sino político, social y fundamentalmente cultural del “sálvese quien pueda” y de extranjerización, cuyas consecuencias todavía las sufrimos.

En el Bicentenario de la Patria el debate es imprescindible, porque como hace 200 años continúan en pugna dos modelos, el oligárquico, cipayo y entreguista (el del 24 de marzo de 1976) y el popular, federalista, autónomo, latinoamericanista y soberano (el de los 30.000 Compatriotas –Compañeros/Compañeras).

Por ello y para avanzar en la construcción de ese sujeto político social capaz de transformar nuestra sociedad es preciso reconocer la libertad y democracia sindical como herramientas fundamentales para enfrentar a los grupos económicos concentrados, teniendo en cuenta que la dictadura militar apuntó en forma especial a desmontar las comisiones internas de las fábricas, sabiendo que ahí radicaba el corazón de la clase trabajadora.

Respaldar la lucha de los pueblos hermanos de América Latina y del mundo que enfrentan al imperialismo y sus planes de hegemonía y militarización, siendo la deuda externa, aun hoy, una herramienta de sometimiento y opresión.

A 34 años de aquel 24 de marzo deben ratificarse todos y cada uno de los principios que impulsaron a nuestro pueblo a luchar en búsqueda de verdad y justicia. Y es en esa búsqueda que se lograron los mayores ámbitos de unidad de los sectores populares.

Ante la dimensión de esos hechos y concientes de lo que hoy se juega es que este 24 de marzo debemos reconocernos en la lucha que logró el juzgamiento de las Juntas Militares y posteriormente la caída de las leyes de impunidad e indultos que posibilitó juicios históricos en donde desde la Justicia, por primera vez se reconoció el genocidio y en nuestra Corrientes el histórico juicio del ex Regimiento 9.

En la búsqueda incansable de los hijos apropiados por la dictadura. Cada reencuentro es una victoria. Cada condena para un apropiador es un avance en la lucha contra la impunidad.

El avance y la profundización de la causa judicial Malvinas, en la cual ya se denunciaron aproximadamente 100 casos de violaciones a los derechos humanos por parte de oficiales y suboficiales a los soldados conscriptos.

Superar toda visión o interpretación histórica y de la actualidad como aquello de ubicarse como oficialista u opositor. Tengamos bien claro quienes son los verdaderos enemigos del pueblo: la pobreza, la indigencia, el desempleo, la marginación, la exclusión, el analfabetismo, los grupos económicos, la banca internacional usurera, el imperialismo.

Es y debe ser el compromiso y la convicción de todos aquellos que queremos una nueva sociedad, con un nuevo sujeto social, en una Patria solidaria, justa, autónoma y soberana en sus decisiones.

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