
Fundador de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) y principal figura de la Constituyente Social, Víctor De Gennaro repasó la historia y la resistencia de las organizaciones y la militancia popular durante el proceso militar iniciado en marzo de 1976.
Fue el pasado jueves 25 de marzo, en una "mateada por la memoria" organizada por los trabajadores de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQATE) en la sede universitaria. El dirigente, que encabezó la Lista Verde que en 1984 dejó atrás la fuerte intervención del gobierno militar en la interna del sindicato y recuperó la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE-CTA), hizo un breve recorrido de la etapa dictatorial entremezclando historias de resistencia en la zona sur del conurbano y proyectando en su propia historia como militante sindical.
El dirigente remarcó que la mayoría de los 30 mil desaparecidos eran trabajadores y sobre todo, delegados de base. De Gennaro afirmó que ese dato no era casualidad sino que, a diferencia de proceso militar anterior - el de la llamada Revolución Argentina donde se buscó encarcelar a los principales dirigentes obreros- el gobierno militar en la década del ´70 "había aprendido" y fue en la búsqueda de las comisiones internas, allí donde están los representantes más cercanos de los trabajadores para cortar la organización de raíz.
El "Tano" relató más tarde un curioso vía crucis organizado en aquellos años por el Obispado de Quilmes que entonces encabezaba Jorge Novak. Fue desde la Parroquia Nuestra Señora del Luján, -conocida localmente como “la Redonda”, donde desde entonces da misa Luis Farinello- hacia la catedral del centro de la ciudad. Allí un cura creyó encontrar la oportunidad y comparó una aparición de María Magdalena con las rondas de Madres de Plaza de Mayo exigiendo aparición con vida de sus hijos. Reivindicación más que controversial para aquel momento.
El hoy Secretario de Relaciones Institucionales de la CTA compartió panel con Selva Guillen de ATE Quilmes y Juan Carlos Sánchez de la CTA de Solano. Sánchez relató la historia de las tomas de tierra y aentamientos en la zona sur, y el proceso por el cual núcleos desde esas organizaciones territoriales fueron sumándose a una organización sindical en la central.
El dirigente barrial, que durante su intervención aprovechó para recordar a Juan José Cantiello, dirigente de la CTA y diputado del Frente Para la Victoria en Provincia de Buenos Aires, quien falleciera a fines del año pasado en un accidente automovilístico, afirmó que “lo que se empezó a perder con la dictadura y después también en los `90 es la comunidad. Nosotros vemos ahora las cooperativas no se tienen que usar para pagar sueldos más bajos y nada más, deben elevar el nivel de conciencia colectiva, deben ser una herramienta para reconstruir cada comunidad".
La charla, realizada en el amplio auditorio de la UNQ, pese al armado inicial de un panel tuvo un carácter abierto y el micrófono fue pasando entre dirigentes de la zona y la invitación al recuerdo fue proyectándose inevitablemente a la política actual. Hablaron entre otros, Walter Ormazábal, secretario de Organización del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación de la Provincia de Buenos Aires (SUTEBA-CTA) Quilmes y Darío Olmedo de ATE Florencio Varela.
Adrián Ruiz, dirigente de la CTA de Quilmes expresó por su parte la necesidad de “recordar a los compañeros desaparecidos como vivieron, no solo contar su muerte sino también su vida, es importante refrescar el porqué luchaban y pelear por eso, no por humanizar este capitalismo, sino por un cambio realmente profundo en la sociedad”.
Un trabajador jubilado de YPF, organizado en la Federación de Trabajadores de la Energía de la República Argentina (FeTERA-CTA) expresó: “Los militares vinieron con un plan, el plan de los grupos económicos, el plan de Martínez de Hoz. Hicieron desaparecer memoria, la memoria de un tiempo en el que las empresas del estado cumplían un rol estratégico en el desarrollo del país, eso vinieron a destruir los milicos”.
C
uando el micrófono volvió a sus manos, De Gennaro comenzó a recordar como ya en democracia, un conjunto de dirigentes entre los que se contaba, dejaron la CGT para agruparse por fuera de su estructura, tras evaluar que el impacto del proceso militar en las organizaciones sindicales era tan profundo que estaba dejando a los trabajadores aislados y sin representación real. “Fue un quilombo. Nos decían que le estábamos haciendo el juego al enemigo, que estábamos dividiendo la clase obrera” relató el dirigente y agregó “la verdad es que yo siempre dudé. El que no duda en política puede terminar sirviendo a lo peor. Pero dudé hasta el 24 de marzo de 2004, cuando fue el acto de entrega de la ESMA a las organizaciones populares y de Derechos Humanos”. La Escuela de Mecánica de la Armada fue uno de los centros clandestinos de detención y tortura más emblemáticos, desde donde se operativizó la apropiación de chicos.
“Ese día –siguió diciendo De Gennaro- nos estaban entregando la ESMA, estaban Victoria Donda que había nacido en ahí adentro en cautiverio, estaba Juan Cabandié que ese momento era el último nieto recuperado, estaba, hay que decirlo, la bandera de la CGT de esta regional que dirigía el “Barba” Gutiérrez, pero después estaba lleno de banderas de la CTA. Yo veía un montón de banderas, del delegado desaparecido de tal hospital, de aquella escuela, de tal barrio, de todos lados” describió y, haciendo referencia a la central, agregó: “ahí, en ese acto de la ESMA dejé de dudar: no hay proyecto más unitario que el nuestro, hacemos la unidad de la clase, de toda la clase, de los que tienen trabajo y de los que no lo tienen, de los que están en el barrio y en los lugares de laburo”.
Antes de finalizar “la mateada”, De Gennaro lanzó una propuesta a los trabajadores de la Universidad de Quilmes organizados en UNQATE, convocantes de la actividad. El dirigente expresó “sería importante juntarnos el año que viene teniendo en nuestras manos una investigación que refleje la resistencia en esta zona, que fue mucha, las comisiones eclesiales de base, las 25 agrupaciones sindicales, la regional de la CGT entre otras experiencias. Hay una historia, la de los trabajadores, que a veces no se quiere contar porque no conviene. Hay que recordar para proyectar, traer la memoria de aquellos luchadores, a los compañeros desaparecidos como protagonistas de la historia y no como víctimas” finalizó el dirigente.
Fuente: Ezequiel Arauz, www.cambio21.com.ar
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