
La Secretaria General de la Asociación de Mujeres Meretrices de la República Argentina (AMMAR-CTA) de Córdoba, Eugenia Aravena, en una entrevista al diario Día a Día asegura que “seguimos peleando para que se nos reconozca como trabajadoras.
Hace 10 años que AMMAR existe en Córdoba, tiempo en el cual ha logrado organizar a las trabajadoras sexuales en pos de la lucha por sus derechos. Eugenia Aravena es la Secretaria General del sindicato que hoy cuenta con más de 400 afiliadas en la capital y otras 100 en el interior.
“Seguimos peleando para que se nos reconozca como trabajadoras. Nuestro trabajo es diferente al de otras personas, pero merecemos acceder a los mismos derechos laborales que cualquier empleado”, dice convencida de lo que habla.
¿Por qué son un sindicato?
Porque nos consideramos trabajadoras, antes que nada. Por eso no queremos que nos llamen ‘prostitutas’, más allá de la carga despectiva que tiene la palabra. Con el sindicato queremos ser reconocidas como trabajadores sexuales. Y aspiramos, algún día, a tener los mismos derechos que otros trabajadores. Las chicas que están en los prostíbulos trabajan en condiciones de clandestinidad y explotación. Tienen horarios y obligaciones, pero ningún derecho.
¿Qué derechos reclaman?
Todos los que tiene cualquier laburante. Por ejemplo, queremos tener una obra social y licencia por maternidad. Hoy, las chicas trabajan hasta el día del parto: de la esquina se van corriendo a la Maternidad Provincial. Es terrible. Al Estado no le costaría mucho brindarle a mujeres pobres como nosotras una cobertura durante los meses de embarazo. Sería apenas una cuestión humanitaria.
¿También reclaman jubilación?
Claro. Estamos planteando jubilarnos a los 50 años. Hoy, por la calidad de vida que ha tenido, una trabajadora sexual parece que tuviera 20 años más, y no puede esperar hasta los 60 años para acceder a la jubilación de amas de casa.
¿Y estarían dispuestas a pagar impuestos?
Si reclamamos derechos, también estamos dispuestas a cumplir con obligaciones.
¿Cuánto cuesta salir de la calle?
Muchísimo. No tenemos otra forma de generar ingresos para mantener a nuestros hijos. Las trabajadoras sexuales de Córdoba dejamos todo por nuestros hijos. Para comprarles unas zapatillas, una remera, para mandarlos al colegio. Queremos darles todo lo que nosotras no tuvimos. Y eso no nos deja optar por otro trabajo. No tenemos otros caminos.
¿Cómo es actualmente el trato que reciben de la Policía?
Nosotras comenzamos a organizarnos para dejar de ir presas. Y hemos conseguido avances muy importantes, logrando que la Policía entienda que la prostitución no es un delito y que no se puede llevar a las chicas si no están haciendo un escándalo.
Fuente: www.prensared.com.ar
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