
A casi cuarenta años de su creación, la canción del cantautor brasileño Chico Buarque sigue siendo una de las mejores y más poderosas combinaciones de excelencia musical y poética puesta al servicio de la conciencia social. Vale rescatarla, compartirla y revivirla cuando hace apenas unas horas se ha conmemorado un nuevo 1º de Mayo, Día Internacional del Trabajador.
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* Secretario de Comunicación y Difusión de la CTA Córdoba Capital. |
En su genial oda obrera “Construcción”, el cantautor brasileño Chico Buarque de Hollanda (Río de Janeiro, 1944) cuenta la historia de un anónimo obrero de la construcción que muere al caer del edificio en que trabaja. Esa obra de Chico, creada en 1971 durante la dictadura militar brasileña, sigue siendo un tributo a miles de trabajadores que día tras día corren la misma suerte, porque su seguridad y salubridad son costos demasiados elevados para un mercado laboral inhumano.
La historia del trabajo cuenta que el paso de la Edad Antigua a la Media marcó también el tránsito del esclavismo a la servidumbre. El señor feudal ya no podía matar al siervo, como sí podía el amo disponer de la vida del esclavo. El poder sobre la vida y la muerte del trabajador era una de las características de la esclavitud. Hoy, varias edades históricas y sistemas sociales más tarde, el capitalismo continúa cobrándose vidas de trabajadores sometidos a condiciones de semiesclavitud.
Por eso tiene dolorosa vigencia la historia que cuenta Chico, uno de tantos evitables accidentes de trabajo que van jalonando una tragedia laboral colectiva. En el drama de este hombre que sube a la construcción “como si fuese máquina” y termina en el suelo "como un bulto flaccido" hay una alegoría social profunda que nos conmueve y nos interpela.
Además, es un cabal ejemplo de lo que Diego Fischerman llama el “efecto Beethoven” que enriquece la música de tradición popular: “Un ideal estético en el que el sufrimiento del artista y la noción de lucha son esenciales. Y cuyo valor en el campo de la música se define por las condiciones de abstracción, profundidad en la expresión de conflictos, complejidad y dificultad”. Una nueva música que -sin dejar de ser popular- “fue alcanzando altísimos niveles de sofisticación y refinamiento a partir de tradiciones que venían de migraciones y equívocos, de plazas y burdeles, de bailes y funerales”.
En su "Construcción", el gran artista brasileño narra tres versiones de la caída y muerte de su personaje: una primera implacable y explícita crónica donde el obrero muere “a contramano entorpeciendo el tráfico”; y otras dos, donde al "tallar" las mismas palabras como si fueran naipes (o trabarlas como los albañiles hacen con las filas de ladrillos) el protagonista luego perece “entorpeciendo el público” y finalmente “entorpeciendo el sábado”.
Así se disparan los significados metafóricos que acentúan el contenido poético y social de la obra, mientras la música va edificando su propia construcción paralela, desde un simple ritmo de bossa nova inicial hasta un final a toda orquesta, sinfónico y poderoso.
En definitiva, "Construcción" es una muestra de arte mayor pero dirigido al pueblo, consagrado a la educación y la conciencia de las mayorías.
No es casual que haya sido otro gran artista popular, el uruguayo Daniel Viglietti, quien haya traducido al castellano la versión original en portugués de esta perla de la música latinoamericana.
Letra y música: Chico Buarque; Traducción: Daniel Viglietti
Amó aquella vez como si fuese última.
Besó a su mujer como si fuese última
y a cada hijo suyo cual si fuese el único.
Atravesó la calle con su paso tímido.
Subió a la construcción como si fuese máquina.
Alzó en el balcón cuatro paredes sólidas,
ladrillo con ladrillo en un diseño mágico,
sus ojos embotados de cemento y lágrimas.
Sentose a descansar como si fuese sábado,
comió su pan con queso cual si fuese un príncipe.
Bebió y sollozó como si fuese un náufrago,
danzó y se rió como si oyese música
y tropezó en el cielo con su paso alcohólico.
Y flotó por el aire cual si fuese un pájaro.
Y terminó en el suelo como un bulto flaccido.
Y agonizó en el medio del paseo público.
Murió a contramano entorpeciendo el tránsito.
Amó aquella vez como si fuese el último,
besó a su mujer como si fuese única
y a cada hijo suyo cual si fuese el pródigo.
Atravesó la calle con su paso alcohólico,
Subió a la construcción como su fuese sólida.
Alzó en el balcón cuatro paredes mágicas,
ladrillo con ladrillo en un diseño lógico,
sus ojos embotados de cemento y tránsito.
Sentose a descansar como si fuese un príncipe,
comió su pan con queso cual si fuese máximo.
Bebió y sollozó como si fuese máquina
danzó y se rió como si fuese próximo
y tropezó en el cielo cual si oyese música.
Y flotó por el aire cual si fuese sábado
y terminó en el suelo como un bulto tímido,
agonizó en el medio de paseo náufrago,
murió a contramano entorpeciendo el público.
Amó aquella vez como si fuese máquina.
Besó a su mujer como si fuese lógico.
Alzó en el balcón cuatro paredes fláccidas,
sentose a descansar como si fuese pájaro
y flotó en el aire cual si fuese un príncipe.
Y terminó en el suelo como un bulto alcohólico.
Murió a contramano entorpeciendo el sábado.
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