Fue un día en el que evocamos buenos recuerdos, cumpas que estuvieron y ya no están pero nos dejaron una gran enseñanza, anécdotas de todo tipo, historias que fuimos construyendo y viviendo juntos, que ahora, se transformaron en un pasado común. Recuerdo la primera vez, llegamos, el camino estaba lleno de barro y los vecinos organizados intentando arreglarlo para poder entrar y salir de sus hogares. Recuerdo lo duro que fue conocer nuevas experiencias, nuevas historias de vida, tan alejadas de la propia. Ya no leíamos que era la pobreza, sino que estábamos ahí, frente a ellos, hombres y mujeres que peleaban para reintegrarse a este sistema que los intenta expulsar.

Recuerdo también aquellos primeros meses, en los que planeábamos como sería la copa, como la armaríamos, como conseguiríamos las chapas, los palos, la comida. Todo parecía tan difícil, tan lejano, tan inalcanzable. Pero como decía Gramsci “ante el pesimismo de la inteligencia, debemos oponer el optimismo de la voluntad”. Entonces, un 11 de mayo salimos a cortar ramas, debían ser fuertes y duras, y plantamos el primer poste, el primer pilar que sostendría nuestros sueños.

Y allí fue cuando comenzó nuestra historia. Una nueva historia de lucha, vecinos que estuvieron siempre, otros que se mudaron pero todos estuvieron ahí, participando de este proyecto de una forma o de otra, recuperando las esperanzas, volviendo a creer.

Recuerdo que la primer frase fue “van a venir por unos meses y no vienen mas, estamos cansados de eso”, esta frase me acompaño estos dos años, cada domingo por la mañana retumbaba en mis oídos y reafirmaba el compromiso que asumí cuando di fe que nuestra construcción no iba por ahí. Que no íbamos como de visita a un zoológico a ver lo distinto, que no íbamos por votos, que no íbamos para convertirlos a ninguna fe, que con nosotros podían ser libres, podían ser ellos mismos, porque esta nueva organización se formaría con ellos, en conjunto, estábamos allí para construir un nosotros.

Entonces hoy, me pone muy feliz recordar aquellos tiempos, porque no cambiamos el rumbo, no nos vendimos ni traicionamos, el trabajo barrial se ha construido siempre con otros.

Pasamos dos Navidades juntas, compartimos noche buena, armamos el arbolito, realizamos polladas, disfrutamos de festejos del día del niño, de todos los cumpleaños. Armamos y desarmamos proyectos, nos ilusionamos y desilusionamos. Pero hubo muchas cosas que pudimos concretar gracias a la organización, la labor conjunta y la fuerza unidireccionada. Como por ejemplo las dos cisternas con agua potable para prevenir enfermedades en los niños causadas por el agua contaminada de las napas. O como cuando fuimos ambiciosos y transformamos nuestro pequeño y modesto rancho en otro más amplio, con espacio para la cocina, para que los chicos no corran riesgo y sobre la vía para que funcione como centro de evacuae en una inundación.

Con los más pequeños también compartimos mucho, hicimos las tareas, jugamos, pensamos, lloramos, nos acompañamos y crecimos tratando de entender a este mundo tratando de resistir con alegría y de intentar torcer el rumbo que el destino nos tiene marcado.

Así, la organización barrial que sostiene el comedor-copa de leche “La paloma en la flor” se convirtió en una piedrita más del largo camino de la historia de la lucha de los caídos.

Estos recuerdos vivos en cada uno de nosotros, nos acompañaron este domingo y hicieron que se viva un clima hermoso. Los niños realizaron carteles con freses y agradecimientos, y junto a los mayores compartimos torta, mate y chocolatada para celebrar un año más de este sueño colectivo, un año más de lucha.

Fuente: www.juventudctacastellanos.blogspot.com