
A 34 años de la desaparición de sus padres recién ahora Hugo Sánchez logró conocer qué fue de ellos. Se enteró de su “destino final” a partir de las listas entregadas por parte del testigo Juan Carlos Clemente en el marco del proceso judicial que se sigue en Tucumán por los delitos de lesa humanidad cometidos en el ex centro clandestino de detención "Jefatura de Policía".
Luego de conocerse la sentencia del juicio en el que se condenó a Luciano Benjamín Menéndez y a Roberto Albornoz a prisión perpetua y cárcel cómún, y a Luis Cándido a 18 años y a su hermano Carlos Cándido a 3 en el mismo establecimiento, ACTA dialogó con este dirigente sindical para quien "el verdadero logro es que se conozca la verdad".
Sánchez nació en 1952 en una provincia, que califica como emblemática dentro del noroeste argentino por su potencial económico, que supo tener alrededor de 54 ingenios azucareros y que tiene una historia importante de lucha y resistencia. Explica Sánchez que es necesario enmarcar lo que sucede en el contexto de esta historia para poder entender los procesos.
Desde chico estuvo inmerso en debates políticos. Es hijo de Agustín Sánchez, secretario adjunto del sindicato Luz y Fuerza desde el año 74, tras la recuperación del gremio comandado hasta entonces por lo que se denominaba “la burocracia sindical”, y de Segunda Soria “que comenzó, por una cuestión solidaria, a trabajar con presos políticos cerca del 74, ayudándolos a hacer trámites para irse al exterior”, según relata. En varias oportunidades, acompañó a su madre a llevarle la vianda a distintos familiares, presos por sus ideas políticas.
En septiembre del ´76 recibió las últimas noticias de sus progenitores. Una vecina que fue a darle de comer al perro encontró la puerta abierta y la casa vacía. Hugo, que estaba incluido en una lista de militantes “cuya captura se hace necesaria” según supo ahora por otras listas que fueron entregadas en el marco del proceso judicial citado, ya no estaba en Tucumán.
De adolescente comenzó su militancia social en la iglesia, en donde poco a poco fueron profundizando los debates sobre la izquierda y el peronismo y más tarde respecto a la necesidad o no de la lucha armada y conformaron el Comando Revolucionario Peronista. En el ´73, tras salir del Servicio Militar, ingresó oficialmente en la dirigencia de Montoneros después de tres años de militar en la organización.
Si bien su casa había sido allanada en varias oportunidades antes del secuestro de sus padres, ellos no quisieron irse. “Mi padre, por una cuestión de generación y de conceptualizaciones políticas no se quería ir. Le habían conseguido un traslado en el trabajo a otra provincia a ver si lo protegían un poco, pero él no quiso saber nada”, recuerda.
Y desde esa fecha, 34 años de silencio, de especulaciones, de presunciones. Hugo no encuentra las palabras para explicar cómo hizo para sobrevivir en esos años, en realidad no sabe la respuesta. "Había que sobrevivir, había que seguir adelante. Quizás nunca me he puesto a pensar profundamente, buscar el detalle de cuál fue la lógica que tuvimos para sobrevivir, para no quebrar. Quizás, en nuestro caso puntual, a parte de los hijos han sido la cantidad de compañeros que veíamos que caían. Y nosotros, ante un posible bajón, aunque nos pegaba y muchas veces llorábamos y andábamos, siempre estábamos buscando algo de donde agarrarnos para seguir”, improvisa a modo de explicación.
“La aparición de las listas, a 34 años tiene varias lecturas. En tantos años uno asume o va asumiendo lo fatal. Presume por todas las historias que hay alrededor, pero uno quiere llegar a la verdad y a que se haga justicia. Y esto aproxima muchísimo, porque son dos relatos. Por un lado, el nuestro y por el otro aparece hoy el del enemigo y coincide con el nuestro. Entonces, ¿cómo se acciona sobre eso? Creo que ahí ya depende de cómo se fue generando esto y de lo que cada uno de nosotros fue haciendo en el interín respecto de darse respuesta de por qué sucedieron las cosas. Yo asumo que aparte de la justicia institucional que accione sobre quienes cometieron los crímenes, es importante conocer la verdad. Y esto que se conoce hoy brinda más elementos que hacen caer la teoría de la guerra. Porque más allá de que hayan existido organizaciones políticas que se plantearon el camino de la lucha armada, no fue una guerra porque usaron todo un aparato que accionó sobre el militante y sobre lo que ellos consideraban botín de guerra”, señala.
“El verdadero logro es que se conozca la verdad, que se haga justicia y que logremos aproximarnos a eso por lo que hemos luchado en ese momento. Estamos viviendo un momento diferente. Creo que nunca nos imaginamos que íbamos a vivir una reivindicación de esa lucha nosotros, la misma generación”.
Respecto a la sentencia, Hugo relata que “en términos generales, estamos conformes. Ha sido un avance respecto a juicios anteriores en donde se les brindó el privilegio de la prisión domiciliaria a los genocidas. Creemos que los hermanos Cándido deberían haber recibido penas más severas. Ahora esperamos que con las pruebas que aparecieron se abran nuevas instancias y que avancen rápidamente para que los responsables de estos crímenes sean condenados y cumplan con la sentencia. Estos documentos que no han aparecido en otros juicios y son originales confirman que hubo una metodología, que hubo un uso del aparato institucional de la policía, del ejército para la represión y que en función de eso desarrollaron y ejecutaron un plan, con lo cual queda demostrado que hubo crímenes de lesa humanidad y que la condena base es cadena perpetua y cárcel común, no hay margen para otra cosa, desde el punto de vista institucional”.
El testigo Juan Carlos Clemente aportó en el juicio 259 fojas de documentación, presuntamente original de la Policía, en la que constan supuestos nombres de desaparecidos y de muertos identificados; detalles de seguimientos; listas de miembros del Departamento 2 de Inteligencia y del Servicio de Información Confidencial (SIC) y nóminas de dirigentes detenidos y buscados, entre muchos otros papeles. Mañana el Tribunal Oral Federal, integrado por los jueces Carlos Jiménez Montilla, Gabriel Casas y Josefina Curi, dará a conocer la parte resolutoria del fallo. Para los fundamentos de la sentencia habrá que esperar hasta agosto.
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