
"Tengo 54 años. Soy nacida en Bolivia, en Oruro. Yo me vengo en el 2006. Hace seis años que estoy aquí, en Argentina. ¿Cómo llego? Tenía familiares que vivían y siempre que volvían los veía bien, que llegaban bien, un pasar, digamos". La que habla es Olga Ovando de la Tupac Amaru de Ciudad Oculta en la Capital Federal.
Y sigue su monólogo: "Entonces les dije que yo también quisiera irme y poder trabajar. Y una vez fue una parienta de visita y me vine con ella. Yo en Oruro hacía changuitas, me dedicada al negocio, a veces vendía comida, y trabajitos que salían, de todo un poco.
Hay una historia. Yo estaba casada y me fue mal en mi matrimonio, me separé y me quedé con 4 hijos y me banqué hasta que ellos fueran mayores ya.
No fue fácil. Pasaron los años, empezaron a tener su vida, a casarse, en fin, eso. Y al final me quedo sola. Y por esas cosas que me vengo. Mis hijos quedaron allá. Vine directo a esta villa, aquí en Ciudad Oculta ya que mis parientes vivían acá. Hay muchos paisanos. Eso ayudó a no extrañar tanto.
Bueno, estaba como una semana y vi que personas conocidas venían aquí, al comedor comunitario, y comencé a frecuentar las reuniones que se hacían. Reuniones, marchas, todas esas actividades, y me fui enganchando. Así debí estar como tres meses. Y así fue pasando, y a los tres meses Max (Max Quispe) me dice si no quisiera entrar a trabajar a un plan. Bueno, le digo que no tengo documentos, el me dice, bueno puedes entrar con tu “precaria”. Y entré con mi célula. Y así empecé a trabajar en el comedor. Ya van para seis años que trabajo en el comedor. Soy delegada de una Copa de Leche y participo en las tareas de los alimentos para otras Copas de Leche o Comedores. En Oruro ya había tenido mi experiencia social. Asistía a las reuniones del Mas, que había en Oruro y gente que llegaba de Cochabamba, Los Sin Tierra. Eran hermanos que luchaban por terrenos, por el derecho a la tierra. Como acá. O tal vez más. Estuve allí también en un sindicato de joyeros, ellos se movilizaban, luchaban y una iba aprendiendo, ¿no? A participar. Eso despierta dentro de una mucho. Darle un plato de comida a un niño es como un acto sagrado.
Y aquí en Ciudad Oculta hay gente que no quiere participar. Un poco se niegan o no saben como ser solidarios, eso un poco, no comprender que cuando uno sale, va a una marcha no va por un plan o por una bolsa de víveres, va porque cree que hay posibilidad de cambiar las cosas. Yo creo que estar en la Tupac Amaru ayuda en muchos sentidos, una tiene ¿como decirle? Más espalda, se hace más fuerte que estando sola.
Las personas que no les gustan las organizaciones parecen personas que les gusta ser explotados y no reaccionan, Es como una negativa… no sé. No se trata de ser mala o buena persona, es que negarse a luchar junto al otro, hace como que hay un individualismo muy alto. Y cuando una esta abajo, y no comprende que tiene que buscar ese apoyo para lograr mejoras, eso destruye muchas familias. Yo en la Organización Tupac Amaru me siento segura.
Hubo otra experiencia anterior a la Tupac. Otra organización, Y nosotros, recuerdo que hicimos una toma de tierra, aquí nomás. Queríamos que fuera un barrio. Y no tuvimos apoyo. Y los que llegaron después hicieron una villa. No urbanizaron. Son experiencias, y es la diferencia con la Tupac. La Organización tiene como eje dar trabajo, ayudar a la gente pobre y sobre todo, esto que hacemos una Copa de Leche donde los chicos están protegidos, no solo porque pueden comer, sino que pueden estar, ser asistido por docentes, si hay que buscar médico se busca, si hay que llevar al hospital a una mujer se la lleva. Eso para mi es muy importante. La Tupac es una organización con futuro.
Y ahora hemos estado preparando todo cuando fue la llegada de la Marcha de los Pueblos Originarios. Hemos pasado esa experiencia que ha sido buena. Yo creo que eso fue muy importante para todos. Además de tener que hacer comida para miles de hermanos y hermanas, recibirlos. Max en eso estaba todo el día trabajando. Han peleado por conseguir lo mejor. Todos nos hemos sentidos parte de esa lucha por dejar de ser invisible, de que nos vean y sepan que estamos.
Bueno. Eso. Y en mi país ahora está Evo. Una razón que también tiene su peso. Hay un cambio, una energía que antes no se veía. Estamos como iluminados por estos cambios. Un presidente perteneciente a los pueblos originarios era impensable. Yo no creo haber tenido ese sueño, o sí, tal vez estaba ahí, como lo estaba en todas las naciones ancestrales. Y una está acá en Ciudad Oculta, que cada vez es menos villa y donde hay progreso. En algunas cuadras ya van por el tercer piso en estas edificaciones. Se crece, se educa. Hay chicos que podemos quitarle a la calle, que se vienen, que buscan salir. Bueno. Creo que todos los días hacemos ese poquito que nos hace el mucho". Palabras de mujer. Palabras de Olga Ovando, de la Organización Barrial Tupac Amaru en Ciudad Oculta en la Capital Federal.
Equipo de Comunicación de la Organización Barrial Tupac Amaru-CTA
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