El monopolio Flecha Bus ya no logra esconder sus vicios
Apriete que va la marca
Viernes 30 de julio de 2010, por Corresponsalía Paraná *

Después de monopolizar el transporte de pasajeros, los propietarios de Flecha Bus (y una docena de firmas que ya absorbieron) se propusieron mantener a raya a los obreros amedrentándolos con traslados, desmejoras salariales o despidos. Algunos se hartaron de las arbitrariedades y rompieron el silencio.

En diálogo con ANÁLISIS sostuvieron que un triángulo de empresarios, funcionarios y gremialistas empaña la transparencia que exige el servicio, permite la adulteración de documentos, pone en riesgo numerosas vidas y mina derechos laborales. Afirmaron que a los choferes que deben descansar un mínimo de 12 horas no les dan siquiera dos horas, sólo para pagarles menos. Una ruptura sindical y un atentado con bombas molotov en Paraná le corrieron la cortina a un estado de tensión que permanecía acallado por la patronal. Al polémico monopolio de los Derudder se suma la embestida del correntino Juan Carlos Romero en el transporte urbano con ERSA.

Trabajadores del transporte consultados por ANÁLISIS en Paraná, incluidos choferes de ómnibus de larga distancia, empleados de boleterías, mecánicos, coincidieron en reprocharle a la firma Flecha Bus el incumplimiento de las normas laborales en forma permanente y la puesta en peligro de miles de pasajeros.

Adjudicaron a los empresarios haber tomado la coerción como un hábito, y señalaron que la patronal se aprovecha de un silencio naturalizado, ya que adopta medidas arbitrarias, dijeron, con modificaciones en las condiciones laborales sin dar explicaciones, o con amenazas directas de despidos para que sirvan de escarmiento.

Así, genera un lógico temor en muchos trabajadores a perder su fuente laboral o padecer la disminución de sus ingresos.

Los trabajadores dijeron que los incumplimientos de leyes laborales y de seguridad no deben tomarse como excepciones sino que es la norma, y se nota más en Flecha Bus porque es una firma que monopoliza muchos servicios (suponen que en el país tiene más de 2.500 trabajadores y 1.300 coches), pero también ocurre en otras empresas.

Libretas adulteradas

A la vez advirtieron que, en casos de accidentes, los trabajadores se ven perjudicados porque son conminados a adulterar sus libretas. Así, los papeles fraguados salvan a las empresas de sus responsabilidades.

Un sondeo realizado por ANÁLISIS permitió constatar, por la coincidencia de los testimonios, que muchos choferes viajan sin el descanso que la ley manda, y ellos dicen que la patronal los obliga a modificar las libretas en las que deben registrar horarios y demás, y las posibilidades de resistir a esas exigencias en forma personal son por ahora escasas.

También aseguraron que los organismos obligados al control son parte del problema antes que de la solución, porque no cumplen su función y a veces, cuando actúan, sus procedimientos quedan bajo sospechas de soborno.

Contaron ejemplos extremos, de cómo gerentes de empresas privadas dan órdenes y hasta reprenden por teléfono a inspectores, esto no ya como un problema de Entre Ríos sino de varios puntos del país. “Después de algún accidente fatal controlan una semana, para aparentar”, se escuchó a un chofer en la terminal de Paraná.

Algunos de los consultados no ocultaron sus reclamos también contra la dirigencia sindical de la Unión Tranviarios Automotor –UTA-.

Dijeron que la situación del sector es inquietante y que a este estado no se pudo llegar sin connivencia de los gobiernos y algunos sindicalistas de viejos vicios.

En otras palabras, acusaron a ciertos gremialistas de arreglar con la patronal, e incluso de perseguir a obreros. Y como respuesta resolvieron organizarse en un nuevo gremio, la Unión de Conductores de la República Argentina (UCRA-CTA).

Patotas y fuego

Como una demostración del estado de cosas, el mismo día en que se debían reunir para conformar la delegación Entre Ríos de la UCRA, en la sede de la Central de Trabajadores Argentinos –CTA- de Paraná, esa casa de la calle Tucumán recibió a la madrugada un atentado con bombas molotov que destruyó las puertas, y pudo provocar un desastre si no fuera por la intervención inmediata de vecinos que vieron el fuego y llamaron a la policía que tiene su sede provincial a 50 metros de allí. En las puertas aún se ven los efectos del incendio. Una cosa parecida había ocurrido meses atrás en la sede Tucumán de la UCRA.

El secretario general de CTA Paraná, Ricardo Sánchez, dijo que esperan que la investigación prospere en la Justicia provincial, y que por ahora no poseen pruebas de las razones del atentado o de los responsables, pero el pasado miércoles 7 de julio la única actividad que tenían prevista en esa Casa, y que habían divulgado, era la constitución de la UCRA, cuyo secretario general en Entre Ríos es el ex futbolista Sebastián Brites.

“Es grave, en un marco democrático nos retrotrae a épocas nefastas, es un accionar mafioso, netamente”, dijo Ricardo Sánchez. “Podemos tener diferencias metodológicos, ideológicas, pero no dirimirlas de esta manera, esto es un atentado que simboliza el desprecio de algunos sectores contra la construcción de nuevas organizaciones sindicales, un desprecio a los trabajadores”, insistió.

Con la boca abierta

Más allá de los asuntos gremiales, en los que se encuentras voces coincidentes sobre violaciones diversas al Convenio Colectivo (con perjuicios no sólo para los obreros sino también para los pasajeros), algunos trabajadores consultados afirmaron que si los choferes argentinos y los empelados de las boleterías pudieran decir la verdad de lo que conocen, y de lo que muchas veces se ven obligados a hacer bajo presión patronal y ante la ausencia del estado que no los ampara (ellos consideran que muchos funcionarios están en connivencia con la patronal); en síntesis, si pudieran abrir la boca, la ciudadanía “quedaría con la boca abierta”.

Y no sólo por el estado del servicio sino también por la forma en que algunos empresarios (como por caso los Derudder) construyeron su imperio.

¿Qué es eso de la boca abierta?, preguntó ANÁLISIS, y las respuestas apuntaron a los inicios de la expansión de alguna firma, con viajes con apenas dos o tres pasajeros, mientras las planillas indicaban que el ómnibus estaba repleto.

Los obreros aseguraron que en los últimos años perdieron incluso el derecho básico a la libertad de expresión, reconocieron su hartazgo, y denunciaron numerosas medidas que consideraron verdaderos “aprietes” de la familia Derudder, propietaria de la mayoría de las empresas del transporte en virtud de la concentración de la propiedad ocurrida en los últimos 15 años.

Los Derudder y Romero

También alertaron porque, a su juicio, la escandalosa concentración de la propiedad está avanzando ya hacia las líneas urbanas. Para decirlo en dos palabras: así como Flecha Bus se quedó, gracias al apoyo de los gobiernos nacional y provinciales, con casi todas las líneas de media y larga distancia, ERSA, la firma del correntino Juan Carlos Romero, está en camino de monopolizar las líneas urbanas como ya lo hace en varias capitales del país.

De hecho, la empresa La Victoria es de Romero, lo mismo que Fluviales (como Etacer de Derudder), y la local Mariano Moreno tiene dificultades económicas, paso previo, en muchos casos, de la absorción.

Los trabajadores dijeron que no tienen pruebas, pero suponen que los Derudder representan a otros inversores que no aparecen. Sostuvieron que nadie se explica cómo una firma pudo absorber tantas empresas y recordaron que Flecha Bus tiene líneas bajo distintas marcas que pertenecen todas a los hermanos Derudder: Flecha Bus, Costera Criolla, San José, la mencionada Etacer, es decir, todas firmas que pertenecieron a familias de la región y que fueron captadas por una sola. Y siguieron: Zenit, Serrano, Chevalier, Nuevo expreso, Autotransporte 21; lo que fue Ciudad de Gualeguaychú, lo que fue Ciudad de Gualeguay, lo que fue Basa, y otras empresas pequeñas que ya están en deuda con Flecha Bus y van en vías de ser absorbidas.

Aseguraron que cuando había una veintena de empresas fuertes en la zona los trabajadores se sentían con mayores libertades, pero ahora, ante un mínimo traspié se quedan sin oportunidades porque pueden ir a distintas firmas pero todas son del mismo propietario. Entonces les reprocharon a distintos gobiernos no haber defendido las pymes.

Respecto de las líneas urbanas, señalaron que la concentración de las empresas en pocas manos sigue vigente, más allá del cambio de gestiones de gobierno, y apuntaron entonces el caso de ERSA.

Connivencias que generan sospechas

Los casos de aprietes (desde la empresa y desde UTA) dan para un capítulo aparte porque son abundantes y diversos los testimonios.

El chofer y ex futbolista Sebastián Brites contó por ejemplo su propia experiencia personal. “Hasta abril de 2002 yo era delegado de UTA. Los compañeros de la empresa Costera, donde trabajo, me venían a preguntar, querían hacer valer sus derechos, ver cómo reclamar lo que les correspondía. Tuve elecciones, me presenté con mi compañero de trabajo. Hicimos los papeles, el gremio puso una pareja para competir, y como vio que ganábamos nos rompió la lista. A los muchachos que estaban conmigo los despidieron. Porque la empresa, cuando ve que los compañeros hablan con un trabajador lo van siguiendo, a ver qué dice, qué hace”.

“Hay miedo. Cuando más grande sos más miedo tenés, no en la hombría del trabajador pero sí en el sentido de decir ‘che, si me quedo sin laburo a los 45 ¿quién me toma?’ Aparte ¿dónde entrás si es una sola empresa?”, se preguntó Brites.

El chofer Horacio Émeri ofreció a pedido de ANÁLISIS su propio testimonio: “Bueno, le doy mi caso. Estuve siete años haciendo un servicio, conduciendo un vehículo de doble piso entre Buenos Aires y Camboriu, y un día me bajan de ese servicio y ni siquiera me dan una explicación. No te dan motivos, empezás a averiguar, y por ahí se escucha una voz: a ustedes los bajaron los delegados. Vas al delegado de UTA y te dice no, te bajó la empresa… Te discriminan, te bajan. No se respetan los derechos laborales, ni siquiera se respeta la libre expresión”.

“Estoy metido en UCRA porque quiero defender los derechos de los trabajadores, no puede ser que hagan lo que se les ocurra, tienen que respetar la ley. No quiero más horas mal pagas, desplazamientos, arbitrariedades, incumplimiento de horas de descanso, dijo Horacio Émeri.

Varios trabajadores consultados coincidieron en que algunas empresas pymes tienen una relación más personal y directa con sus empleados, pero no es el caso de los monopolios, donde los trabajadores pueden tener contacto con algún gerente pero nunca con los propietarios.

Incluso afirmaron que a ellos mismos les hablaron algunas veces de “despidos ejemplificadores”, en esos términos, en casos en que los empresarios deciden cargar sobre las espaldas de los gremialistas las consecuencias de algún reclamo, a manera de escarmiento.

“Hasta un patrón me dijo: si me presionás te echo a dos o tres y después qué van a decir del delegado”, comentó un obrero que fue delegado gremial.

Cumplen poco y mal, dicen los choferes

A través de distintas expresiones, los obreros dieron a conocer la variedad de irregularidades que padece el sector y que afecta a trabajadores y pasajeros.

En este caso, fragmento de los trabajadores que tienen alguna representación gremial, y todos con larga experiencia en las rutas, coincidentes con la mayoría de los consultados.

“La mayoría de los choferes, mecánicos, boleteros, sabemos el mal manejo de las empresas, la arbitrariedad de los patrones. Apuntamos a que respeten el Convenio Colectivo. Que todo trabajador tenga el derecho de reclamar y de trabajar como dice el Convenio, no como se trabaja hoy bajo presión, sin tranquilidad. Muchos estamos registrados, en blanco, pero en general no se cumple con las normas”. (Sebastián Brites).

“Los empresarios nos toman entre el 30 y el 40 % de nuestros sueldos, por no cumplir con el Convenio. Cuando nos jubilamos cobramos el mínimo, eso no refleja lo que trabajamos. Desde la UCRA creemos que el chofer puede ganar igual pero trabajando mejor. El derecho laboral existe”. (Horacio Émeri).

“La libreta, en vez de resguardar a los pasajeros y al obrero, sirve a los empresarios. Ellos obligan a muchos a dibujar la libreta, ese es un trabajo que hace el diagramador pero por orden de arriba. Tenés que dibujar la libreta. Muchos no tienen libreta de trabajo como manda la ley. Y los que tienen, en muchos casos se ven presionados para dibujarla, y si no lo hacés podés tener problemas. Muchos nos resistimos: yo reboto (voy y vuelvo sin descanso) pero que quede anotado, entonces si pasa algo la culpa no la tiene el chofer. Cuando les conviene, los empresarios meten el convenio a rajatabla, porque supuestamente sos profesional; cuando no les conviene se olvidan del convenio”. (Sebastién Brites).

“La jornada laboral es diaria, entre jornada y jornada deben existir 12 horas de descanso. Cuando se termina un servicio y se comienza la otra jornada laboral, el tiempo faltante de descanso debe ser retribuido al 100 % de su valor: al doble. Si entre que llego y salgo tengo 2 horas, corresponde que me paguen 10 horas al doble. Eso va fuera del ciclo de 192 horas que cumplimos en 24 días. Y la patronal no lo paga. Por ahí hacen un arreglito, te agregan 20 horas más, cuando vos hacés 100”. (Bernardo Giaponi).

“Aparte que no va al aporte para obra social, para jubilación. Casi ninguno de los servicios a Buenos Aires cumple con las 12 horas de descanso, esto que le digo puede tomarlo como una denuncia, es así”. (Jaime Barreto).

“No se ha defendido a las empresas locales. El estado no ha apoyado a las pymes, a las familias entrerrianas, el estado ha estado ausente, y también sabemos manejos de empresarios que son muy hábiles que cuando reciben ayuda se la llevan para otro lado. El obrero sufre en los salarios, en los arreglos por izquierda. No se defiende al empresario provincial, que es la fuente de trabajo para muchos obreros”. (Horacio Émeri).

“Cuando uno quiere reclamar lo suyo ya pasa a ser un trabajador que inquieta a la empresa y te empiezan a buscar la vuelta para dejarte mal parado o te hacen una cama para sacarte del medio. Es complicado, así uno no puede reclamar lo que le corresponde… En algunas empresas aparte de los manejos con los sueldos, el aguinaldo no está pago, como ocurre con La Costera Criolla, Flecha Bus”. (Bernardo Giaponi).

“Algunas empresas tenían los trabajadores de boletería, talleres, como empleados de comercio, y no tienen nada que ver con el transporte de pasajeros, de a poco se fue cambiando. El convenio colectivo 460/73 nos rige, nosotros aspiramos a capacitar a los obreros para que conozcan sus derechos. (Giaponi).

“Yo entré en este gremio (UCRA) porque quiero la libertad de expresión, quiero poder decir las cosas en el marco legal, en el marco jurídico”. (Horacio Émeri).

Los trabajadores coincidieron con otros consultados en que la Comisión Nacional de Regulación del Transporte –CNRT- no cumple en general con las funciones de contralor.

También indicaron que la concentración de la economía que se ve en otros rubros (banca, campo, petróleo, comercio, etc), se nota particularmente en el transporte de pasajeros pero no tanto en el transporte de cargas, en los camiones. Aunque apuntaron que allí muchos trabajadores sufren, también, precarización y presiones.

También reconocieron que si bien una gran cantidad de reclamos apuntan a Flecha Bus y sus marcas satélites, otras empresas presentan situaciones disímiles: algunas cumplen, por caso, con los tiempos de descanso, y otras son peores que Flecha Bus.

“Dentro de CTA, UCRA está trabajando en varias provincias y está naciendo en Entre Ríos; a nosotros nos reconforta que los trabajadores puedan agruparse y defender sus derechos, porque a veces no se sienten contenidos y acá encuentran un ámbito”. (Ricardo Sánchez).

Fuente: Daniel Tirso Fiorotto, Revista ANÁLISIS de Paraná


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