
Los participantes del encuentro realizado el pasado fin de semana en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Córdobbsa (UNC) solicitan a la Presidenta de la Nación que “proteja la salud y la vida de la población de los pueblos fumigados".
En la escuela de Graduados de la Facultad de Ciencias Médicas (FCM) de la Universidad Nacional de Córdoba se realizó el viernes y sábado pasado el "Primer Encuentro de Médicos de Pueblo Fumigados".
El evento, organizado por el Módulo de Determinantes Sociales de la FCM y con el apoyo de la cátedra de Semiología, reunió a más 160 participantes provenientes de Santa Fe, Buenos Aires, Neuquén, Santiago del Estero, Salta, Chaco, Entre Ríos, Misiones, Catamarca y Córdoba.
En las charlas-debate participaron los siguientes profesionales: Dr. Andrés Carrasco (director del laboratorio de Embriología Molecular de la UBA-Conicet), Dr. Raúl Lucero (Jefe de laboratorio de Embriología molecular de la Universidad Nacional del Noreste), Dr. Rodolfo Paramo (Neonatologo - Malabrigo - Santa Fe), Dr. Merdardo Ávila Vázquez (neonatologo - UNC), Dr.Analía Ontaño ((Red Salud Popular - Delegada MSAL- Chaco), Dr.Hugo Gómez Demajo (Jefe de Cirugía Infantil - Hospital Provincial Pediátrico - Posadas - Misiones) y el ingeniero, Javier De Souza (UBA-Rapal),.
En la declaración final se solicita a la Presidenta de la Nación y a los ministros de Salud y de Interior, respectivamente “que se proteja la salud y la vida de la población de los Pueblos Fumigados y se prohíba inmediatamente las fumigaciones aéreas en todo el territorio nacional, como ya se estableció en la Unión Europea, y se restrinjan las fumigaciones terrestres alejándolas del limite de las plantas urbanos de los pueblos.
Insta al Congreso de la Nación “a que trate y apruebe leyes que prohíban las fumigaciones aéreas en todo el país, se alejen las terrestres de las poblaciones y se consideren a las fumigaciones ilegales delitos que atentan contra la salud y el ambiente”.
Asegura “que además de parar de fumigar, es preciso prohibir también la utilización de cualquier modo de plaguicidas de las clases toxicológicas I y II y poner en cuestionamiento el actual modelo de producción agroindustrial y transgénico y buscar sistemas que permitan la integración social y cultural y la defensa y reproducción de las condiciones ecológicas de nuestro medio ambiente”.
Convoca “a todos los miembros de los equipos de salud en general, a los estudiantes, a los vecinos de los pueblos y a todos los que entiendan que en esta democracia necesitamos que se prioricen valores como la salud y el ambiente sobre los intereses económicos y comerciales de grandes empresas y grupos como Monsanto o los pools de siembra, a generar una corriente de opinión en defensa de las salud de los pueblos fumigados y a participar del Foro Argentino de Salud y ambiente que queda constituido”.
Además de la declaración final, el plenario del Encuentro elaboró una carta abierta dirigida a los representantes de las entidades agropecuarias Hugo Biolcatti (Sociedad Rural Argentina), Mario Llambias (Confederaciones Rurales Argentinas) y Eduardo Buzzi (Presidente de Federación Agraria Argentina) donde los exorta a “parar de fumigar”.
Advierten que “nos sentimos en la imperiosa necesidad de dirigirnos a ustedes, en forma directa y publica para hacerles conocer que es muy grave la situación de la salud de las poblaciones de los pueblos fumigados en la Argentina y que esta se agrava día a día”.
Denuncian que “los canceres y otras enfermedades severas son detectadas con más frecuencia ahora. Al igual que los abortos espontáneos, trastornos de fertilidad y nacimiento de hijos con malformaciones congénitas que encontramos con índices muy elevados".
Estiman “que los trastornos respiratorios, endocrinos, hematológicos, neurológicos y psíquicos son, también ahora, mucho más frecuentes en las poblaciones sistemáticamente fumigadas. Fumigadas porque comparten el mismo espacio geográfico que los cultivos agroindustriales y transgénicos que ustedes explotan”.
Aseguran que “en las 23 millones de hectáreas ocupadas por cultivos transgénicos viven, en o entre sus campos, 12 millones de compatriotas, ellos son nuestros pacientes y por lo tanto tenemos una enorme responsabilidad en el resguardo de su salud y en la defensa de sus derechos a la misma”.
Fuente: www.prensared.com.ar
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