Desde hace muchos años (mucho más de diez en algunos casos) miles y miles de trabajadores vienen trabajando en el Estado, cumpliendo obligaciones de empleados, pero sin ningún derecho de los empleados (sueldo, obra social, jubilación, salario familiar, vacaciones, etc. etc.).

Hoy cobran, en negro, 100, 120, 220, 400, 620 pesos, según la repartición o municipio en que tengan que trabajar. Hay otros con contratos precarios desde hace mas de 20 años (Banco Accion Social, Casino, Capacitadotes laborales, I.S.J. etc) o con formas fraudulentas de contratación (Porteros y administrativos con “Horas de Capacitación”, Jornalizados municipales, etc.) que cobran miseria y con muchos menos derechos que el resto.

Estas barbaridades, no tienen el tratamiento escandaloso que se le da a la respuesta de los trabajadores a semejante explotación. Como si fuera normal que esto ocurriera. O como si fuera inevitable la explotación, humillación y la indignidad a la que son condenados nuestros compañeros.

Esto ocurre, en un mismo Estado, provincial y municipal, donde quienes deciden que los trabajadores deben vivir de esa manera, cobran hasta 100 veces lo que cobran nuestros compañeros. Para tener una idea, en un año de trabajo del Intendente, del Gobernador, o de sus ministros, legisladores, jueces, etc. cada uno de ellos se lleva lo que nuestros compañeros necesitarían 100 años de trabajo para cobrar.

Sin embargo, estos explotadores, como el Intendente de San Salvador de Jujuy, deciden castigar a quienes resuelven manifestarse, protestar y realizar medidas de fuerza, hartos de tanta explotación, de enviar petitorios, de recibir promesas no cumplidas o simplemente de que ignoren sus reclamos. Y los castigan con presiones, amenazas de despidos, hasta con descuentos de los miserables sueldos que tienen. O sea: Explotan, y después reprimen a quienes se quejen. Desde allí, la reacción de los trabajadores, la furia, la indignación.

En todos estos años de gestión del gobierno de la municipalidad de San Salvador de Jujuy, no pararon de explotar a los trabajadores, de aprovecharse de la debilidad por la desocupación. Pero tampoco pararon de gastar enormidades en sus propios sueldos, en gastos enormes en publicidad, en gastos y negocios (¿negociados?) que benefician a los amigos del poder mas que a los vecinos. Y tampoco dejaron de aumentar impuestos y tasas, servicios públicos (boleto, recolección de residuos, etc.).

Esta combinación de actitudes: Explotación a ultranza de los trabajadores, aumento de servicios, tasas e impuestos, privilegios a funcionarios y concejales, junto a la represión y el castigo a quien se queje, pone a los compañeros en el límite de la tolerancia y abre el camino a reacciones impredecibles.

Basta de explotación y privilegios; sólo así se pueden resolver los conflictos. Basta de persecución y castigos a quienes protestan; sólo así se evitan reacciones violentas.

Nuestro reclamo, la medida de fuerza, en la que masivamente los trabajadores estatales provinciales y municipales ponen lo único que les queda, dignidad, se hace contra las decisiones de los distintos intendentes y el gobernador. Queremos solución a los problemas de todos los trabajadores. Pero no vamos a tolerar que a la falta de respuestas, a la cual estamos poniendo nuestros cuerpos, nuestras vidas y nuestros corazones para enfrentarlas, se le agregue represión, castigo o persecución.