
La secretaria de Género e Igualdad de Oportunidades de la CTA, Alejandra Angriman, ppresente en la Asamblea de los Trabajadores Seúl 2010 que se celebra en Corea del Sur, tuvo a su cargo la difusión de un documento de la Central redactado para tal ocasión.
La declaración señala textualmente:
"En nombre del casi millón y medio de afiliados de la CTA quiero expresarles mi alegría por poder participar de este encuentro de trabajadores sur-sur.
Lo hacemos horas antes del comienzo de la Reunión del G20, un organismo autolegimitado creado para enfrentar la monumental crisis financiera internacional.
La crisis ha significado para todos los trabajadores del mundo pérdida de empleos, de beneficios sociales, en definitiva de calidad de vida. Las medidas adoptadas por los países ricos del norte, en particular EEUU y la Comunidad Económica Europea han sido acudir en ayuda de los bancos con recursos fiscales generados por toda la sociedad.
Ha llegado el momento de pagar esa cuenta y la idea que domina en la mayoría del G20 es la de los organismos financieros internacionales: aplicar un ajuste estructural hasta el 2015 basado en el recorte de salarios, empleos y beneficios sociales.
Vemos la receta impuesta en Grecia, la reforma jubilatoria de Sarkozy en Francia, la reforma laboral de Zapatero en España o el plan de los conservadores británicos de destruir el Sistema Nacional de Salud. Infelizmente, en Argentina, conocimos lo que significaron los programas de ajuste estructural y de reducción del estado en la década del 90 y tenemos certeza que recortes en los gastos sociales solo generan más pobreza y exclusión.
Si estas ideas siguen dominando en la reunión de Seúl y el próximo año en la de París, lo que parecía hace dos años como un progreso relativo frente al selecto G8 terminará siendo otra correa de transmisión de las doctrinas ultraliberales del FMI y la OMC.
Es deber del Movimiento Obrero Internacional reflexionar si hemos estado a la altura de los desafíos que nos planteó y nos plantea la crisis. Sin duda que han sido correctas la consigna de nuestra CSI de que la crisis no la paguemos los trabajadores. Debemos sí preguntarnos si las grandiosas movilizaciones de Francia, de Grecia, el paro general de España no podrían haber sido la base de una movilización a escala planetaria.
Los países del sur a su vez tenemos que construir nuestra propia agenda. Las potencias emergentes de Asia han logrado su posicionamiento en la economía mundial ofreciendo mano de obra calificada y barata: la superexplotación de los trabajadores chinos, indios y por supuesto de nuestros hermanos coreanos son la terrible contracara social de ese reposicionamiento económico y político.
En América Latina, con el entierro del ALCA en el 2005 y la asunción de gobiernos, que con matices y diferencias, expresan el anhelo de los pueblos de la región de soberanía popular, justicia social y autonomía se abrió un tiempo de gran movilización social y política.
En un escenario latinoamericano diverso, la derecha tampoco ha sido totalmente derrotada. Esto nos desafía a continuar construyendo y fortaleciendo al movimiento sindical que vaya más allá de los reclamos salariales y que se transforme en un movimiento que responda a los desafíos de esta época.
La solidaridad de los trabajadores fue clara y contundente cuando el movimiento obrero tanto el que participa en la Central Sindical de las Américas (CSA) como en otros espacios sindicales fue unánime en la condena al golpe en Honduras y al intento de golpe en Ecuador, movilizándose en las calles para expresarse masivamente. Así también se pronunciaron la mayoría de nuestros gobiernos. A pesar de las contradicciones e insuficiencias de estos gobiernos los trabajadores rechazamos la restauración neoliberal en América Latina, ya sea por la vía electoral o por acciones golpistas. Es por ello que festejamos la reelección de Evo Morales en Bolivia, la victoria de Dilma Roussef en Brasil así como lamentamos el triunfo de la derecha en Chile y en Colombia.
En particular nuestra Argentina ha podido enfrentar parcialmente esta crisis con la ayuda de las divisas generadas por la exportación de soja, oleaginosa y minería. El costado ambiental de la minería a cielo abierto y la transformación de nuestra biodiversidad a favor del monocultivo de soja son algunos de los problemas que enfrentamos. El otro es la persistencia de la pobreza y la indigencia, con sus secuelas como la mortalidad infantil que aun hoy triplica a la de Cuba, la desnutrición infantil y la elevada mortalidad materna.
Esta persistencia de la pobreza y la desigualdad a pesar de un crecimiento relativo se debe a la insuficiencia de políticas públicas activas que terminen con ellas, existiendo hoy los recursos para lograrlo. Por la falta de voluntad política del Gobierno y de las patronales desde la CTA denunciamos que el hambre en nuestro país es un crimen.
Las bases industriales de nuestro país destruídas en la década del noventa, no fueron recuperadas en las últimas décadas, optándose por ese modelo de explotación de recursos naturales, exportación, y exigua redistribución de las ganancias. Mientras Argentina entra en el G20 gracias los números de la macro economía, millones de argentinos y argentinas viven por debajo de la línea de la pobreza.
La existencia de un sindicalismo poderoso y movilizado es el freno imprescindible a la voracidad patronal transnacional. Aún a la distancia seguimos con atención y admiración la lucha de la KCTU por las condiciones de vida y de trabajo de los trabajadores coreanos y en particular su lucha por la libertad sindical.
Nuestra CTA con casi veinte años de existencia y un millón y medio de miembros no ha logrado aún que el gobierno reconozca su legalidad a pesar de las múltiples condenas recibidas en la OIT y el clamor de la mayoría de la sociedad argentina. LA Libertad y Democracia Sindical son una cuenta pendiente de nuestro Gobierno y de la democracia argentina.
Agradecemos una vez más el apoyo de todos ustedes a nuestra exigencia de que el gobierno de la Presidenta Cristina Fernandez de Kirchner otorgue la personería gremial a la CTA.
Estamos hoy reunidos para debatir cuál es la agenda posible y necesaria del movimiento de los trabajadores en el sur de nuestro planeta. En primer lugar es nuestra opinión que este debate que abrimos tiene como objetivo fortalecer el internacionalismo de los trabajadores en todos los rincones de la tierra, aportando una visión singular, enriquecedora y no contrapuesta al de las organizaciones sindicales hermanas del norte desarrollado.
Hoy la globalización neoliberal, la dislocación de millones de puestos de trabajo del norte al sur, la internacionalización del capital, nos exige nuevos esfuerzos superadores de acción común, una acción construida en el debate democrático e igualitario de todos los trabajadores del mundo.
Desde la CTA nos gustaría proponer en este espacio sur sur, que para enfrentar los desafíos que hemos estado planteando, es importante desarrollar una estrategia que incluya por lo menos tres acciones clave, incorporar en este nuevo internacionalismo sindical a las y los trabajadores de la economía informal; tejer alianzas clave con movimientos sociales que luchan por una transformación de el mundo dominado por intereses corporativos y que proponen alternativas; comprender la coyuntura global donde nuevos actores del sur deciden y poder responder como movimiento de trabajadores.
Precaridad laboral: Unos de los temas claves en nuestros países es el trabajo informal, precarizado, no registrado. En el mundo esta forma de trabajo supera, según la OIT, al trabajo formal, afectando sobre todo a mujeres y jóvenes existiendo tasas de desempleo estructural elevadas el otro tema a abordar es la organización de los desempleados.
Para nuestra central, organizar a los trabajadores y trabajadoras, implica hoy tener en cuenta esta realidad. La incorporación de precarizados, jóvenes, mujeres y desocupados a través de normas flexibles y democráticas en nuestros sindicatos y centrales son la base de la llamada autorreforma sindical. Nuestra CTA ha sido pionera en promover la afiliación directa a la Central, lo que permitió organizar decenas de miles de trabajadores que no tenían empleo formal o directamente no tenían empleo.
Alianzas con movimientos sociales: Otro tema de la agenda a construir es de la alianza de los trabajadores con el conjunto de los movimientos sociales que luchan por otro mundo posible. Estamos convencidos que para enfrentar esta etapa devastadora de la globalización neoliberal hay que recuperar el espíritu y la potencia originaria del Foro Social Mundial, en ese espacio o cualquier otra versión que podamos construir. La CTA, en esa línea, está construyendo lo que hemos dado en llamar Constituyente Social, una experiencia de participación de base de decenas de miles de trabajadores y ciudadanos que buscan construir un futuro mejor para nuestra patria. Es fundamental que estemos abiertos a incorporar luchas de otros sectores, un nuevo internacionalismo obrero implica luchar por la soberanía alimentaria, por la igualdad de género, por que se den respuestas reales al cambio climático, por la integración de los pueblos, por los derechos de nuestros hermanos de los pueblos originarios, por un desarrollo sustentable entendido en sus variables política, económica, social y cultural
Nuevo escenario mundial y respuestas de los trabajadores: A su vez hay un nuevo escenario mundial, que coloca a los BRICs en el centro de la escena, y este dato no debe ser menor para el sindicalismo del sur. Inversiones sur sur, también requieren solidaridad sur sur, como lo han demostrado los compañeros de la CUT al apoyar la nacionalización del petróleo en Bolivia y negociar con la empresa brasilera Petrobrás. El crecimiento económico del sur, puede reproducir el comercio e inversiones transnacionales tal y como las conocemos o bien, y gracias a nuestra acción, puede transformarse en oportunidades de empleo decente y de desarrollo sustentable para nuestros países. Por otra parte, a nivel regional, en América Latina existe un proceso de integración regional que ha demostrado que es posible dar respuesta alternativa a los desafíos globales, esto muestra también que el G20 no es suficiente para canalizar las necesidades y las propuestas políticas, sociales y económicas.
Por ultimo y sin pretender agotar la agenda agrego tres temas que pueden ayudarnos a fortalecer estas alianzas, quien sabe en forma de campañas: el desafío de construir sistemas universales de salud y seguridad social en decenas de países donde predomina la informalidad en el empleo y donde el acceso a estos sistemas debe dejar de vincularse al empleo formal y deben pasar a vincularse a la condición ciudadana, la migración de mano de obra que consume los recursos del sur para ser usufructuados en el norte, como es el caso paradigmático de los trabajadores de salud y por último la epidemia de SIDA que golpea a nuestros hermanos del África subsahariana y otras que hoy requiere respuestas universales y publicas, totalmente contrapuestas a las focales y privatistas que promueve el Banco Mundial.
Hermanos de Corea, Brasil, Sudáfrica. Hermanos de todos los países presentes en esta conferencia.
Millones de trabajadores de todo el mundo están luchando por su dignidad, contra la voracidad del capital, por nuevo mundo más justo y democrático. Esperan de nosotros, de nuestras organizaciones las propuestas que permitan maximizar nuestro potencial de lucha y proyectarlo al plano internacional. Que este encuentro sur sur sea un aporte en esa dirección. Como CTA esa es nuestra voluntad y nuestro compromiso".
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