
En la tarde del martes cuando el sol caía sobre la ciudad cordobesa de Laboulaye, 80 vecinos se reunieron en un acto público, para acompañar la lucha de los trabajadores de estaciones de servicio contra el poder autoritario e impune de la firma Ricardo Risatti SACIF, que dejo cesante dos veces al compañero Walter Álvarez en un mes.
La convocatoria al acto se fundaba en dar reconocimiento y agradecimiento de las primeras 1000 firmas que exigen la inmediata reinstalación de Walter Álvarez a su lugar de trabajo.
El acto fue abierto por el compañero Gabriel Martínez que representando a FeTERA–CTA expreso conceptos referidos a la evolución y naturaleza de las organizaciones humanas, hasta el surgimiento de los sindicaos en el ámbito laboral.
“En Laboulaye en el sector privado se esta conformando una organización de trabajadores que cuestiona el poder impune del empleador y genera un conflicto que es el que estamos viviendo al día de hoy”.
También se refirió a la cuestión de las injusticias en el lugar de trabajo y a la realidad que hace que un trabajador, en su trabajo no goce de los derechos constitucionales ni legales que si rigen para el, antes y después del horario de trabajo. “Dentro del lugar de trabajo en empresas como Risatti SACIF la voz del patrón es la ley”.
Por último Martínez hizo hincapié en la necesaria existencia del derecho laboral que garantiza, entre otros derechos, la asamblea en el lugar de trabajo y por lo tanto el equilibrio de fuerzas necesario para que el empleador no goce de las atribuciones de un patrón de estancia.
A continuación los representantes de las organizaciones que fraternalmente estaban presentes, hicieron uso de la palabra.
Adriana Scrivanti representante del Gremio de Sanidad dijo entre otras cosas que valoraba mucho la presencia de las organizaciones presentes y reclamaba una mayor concurrencia de los trabajadores de Laboulaye ya que aquí “se están haciendo justos reclamos”.
El compañero Julio Britos en representación de los Municipales coincidió en la necesidad de convocar más trabajadores a este tipo de actos y comprometió el apoyo total y absoluto de su gremio a las necesidades que demande el conflicto de trabajadores de estaciones de servicio.
A continuación el compañero Gabriel Aguinaldi del Sindicato de Luz y Fuerza de Mercedes, Provincia de Bs. As. felicitó el esfuerzo que se esta haciendo para reincorporar a Walter Álvarez al trabajo y mostró su alegría al afirmar “ustedes han superado todos los objetivos de la construcción del sindicalismo que queremos para Laboulaye”.
José Banquero de ATILRA felicitó a los compañeros de AGTPAC-FeTERA en nombre de los trabajadores de la industria láctea y expreso su deseo del pronto regreso de Walter Álvarez a su lugar de trabajo.
El último orador fue Marcelo Doroszczuk delegado electo por los trabajadores, hoy en conflicto, que entre otras consideraciones expreso, “nosotros esperamos un único resultado: que es el del regreso de Walter al trabajo”.
También opinó que “en Laboulaye cuesta mucho participar de un acto público”; y afirmo que el esfuerzo que realizamos ayuda a crecer a Laboulaye y esto se demuestra en las mil firmas con que los vecinos se han solidarizado en esta lucha por la reinstalación de Walter. Para finalizar señaló que este esfuerzo por la reinstalación de Walter al trabajo tiene efectos que llegan mucho más allá del mismo Walter y representan una esperanza de dignidad para todos los trabajadores de Laboulaye.
El acto concluyo muy emotivo con la exhibición por parte de los trabajadores en huelga, de las mil firmas recibidas y el agradecimiento de los mismos al Pueblo de Laboulaye.
Los trabajadores estaban identificados con sus pecheras rojas que confeccionaron artesanalmente para estrenar en este acto.
La lucha de los trabajadores de estaciones de servicio en Laboulaye, es una lucha por la dignidad y los derechos de los trabajadores
En Laboulaye, provincia de Córdoba, los vecinos asisten por primera vez, a una lucha por la dignidad de los trabajadores, que enfrenta al poder de una de las familias más tradicionales y acaudaladas de la ciudad.
La enorme cuota de impunidad que disfruta la familia Risatti, mezcla realidad con leyenda, y entre las cosas que se cuentan figuran momentos de éxitos deportivos, ligados a las carreras de autos, muertes accidentales, crímenes ocultados con la complicidad del Estado y estafas entre familiares.
Condimentos que en la ficción alimentarían una buena novela de intrigas, pero que siendo parte de la realidad de Laboulaye, contribuyen a sumar dramatismo y alineamientos antagónicos.
El pasado 16 de octubre, los trabajadores de la estación de Servicio de Risatti, todos ellos afiliados a la AGTPAC-FeTERA, luego de una semana de paro, ganaron un conflicto que garantizaba la eliminación del despido aplicado al trabajador Walter Álvarez por parte de la firma Risatti y la realización de una mediación por parte de un reconocido abogado de la Universidad de Córdoba, el Dr. Carlos Toselli, que debía determinar la validez de las acusaciones de Risatti, contra su empleado, fundadas en hechos administrativos, que el mismo empleador se encargó de aclarar que no constituían delito.
De acuerdo a lo pactado, debía entonces reincorporar definitivamente a Álvarez y dejarlo libre de sanción.
Lejos de cumplir, Risatti notificó a Álvarez un nuevo despido y desató un enfrentamiento que llevó a los trabajadores al paro y a buscar el apoyo popular e institucional. La novedad del incumplimiento de Risatti y la ejecución de lo que hoy muchos llaman despido por ensañamiento, se conoció el pasado 16 de noviembre y reitera motivos y acusaciones ya retractados el pasado 16 de octubre.
El 15 de octubre pasado, Ricardo Risatti, en una audiencia de conciliación, citada mediante los buenos oficios de la fiscal Lelia Manavela, confesó que en su firma, a lo largo de los años, él había despedido a muchos trabajadores, sin tener problemas.
No entendía por qué, ahora debía dar explicaciones, o reconsiderar su decisión.
Por supuesto que la aplicación del despido, como “forma de disciplinamiento”, según acotó su abogada, no había tenido cuestionamiento en muchos años, pero desde hace algunos meses, sus empleados habían decidido afiliarse a una organización sindical nueva, la AGTPAC–FeTERA, habían elegido delegado y elaboraron una lista de 18 reclamos, que después de discutir y analizar, presentaron en forma de petitorio.
El poder de Risati comenzaba a cuestionarse, y los trabajadores pretendieron discutir la seguridad e higiene laboral, el Convenio Colectivo de Trabajo, sus remuneraciones y los abusivos descuentos que sufren en sus salarios por supuestos faltantes de mercadería no inventariada. Por supuesto, Walter Álvarez, participó activamente de las discusiones, y hasta explicó los reclamos frente a Risatti.
¿Por qué, ensañarse en despedir al mismo trabajador dos veces en un mes, por los mismos motivos cuando estos fueron desestimados la primera vez?
Quizás por una necesidad de responder frente al desafío de su poder.
Quizás, porque es necesario evitar todo el tiempo que sea posible, la discusión de los 18 puntos de reclamo.
Álvarez participó del reclamo, pero no fue el único. Tiene 17 años de antigüedad y ninguna sanción, ¿Por qué despedirlo a él?
Tal vez para demostrar que cualquiera puede ser despedido.
En cualquier caso es una muestra de autoritarismo.
Lo que hace un mes tuvo una lógica basada en el derecho del empleador a despedir cuando quiera a sus empleados, ahora enfrenta la ética del respeto a los compromisos y a la palabra empeñada.
Al no poder demostrar sus razones, Risatti apeló a su impunidad y volvió a despedir a Álvarez, desconociendo sus compromisos frente a sus trabajadores, las organizaciones sindicales, la Secretaría de Trabajo y el pueblo de Laboulaye, que asistió a este conflicto, entre asombrado y esperanzado en una etapa de justicia.
Este conflicto conformó, entre los trabajadores, un grupo humano solidario y lleno de coraje, que enfrenta el poder de los Risatti, sin violencia, ni ánimo destructivo, pero con la decisión propia de los que están convencidos de que tienen derechos y quieren hacerlos valer.
La comunidad de Laboulaye, toma partido y discute cuestiones que sacan a la luz muchos otros abusos, sufrimientos y rencores, que parecían tapados por el tiempo; hasta hace poco, el gran garante de la impunidad.
Las representaciones políticas de la ciudad, también comienzan a involucrarse, y ya no es tan sencillo llamar al comisario o involucrar a la justicia, para garantizar el autoritarismo, ahora los valores de una sociedad más igualitaria asoman en el entramado de este conflicto.
Los trabajadores de la estación de servicio de Risatti, luchan por la reincorporación de Walter Álvarez, pero también por la vigencia de derechos que cuando se consoliden, van a mejorar la calidad de vida de muchos trabajadores y trabajadoras.
Apoye esta lucha. Colabore con su firma y acompañe a los trabajadores.
Fuente: www.feteracta.org.ar
Federación de Trabajadores de la Energía de la República Argentina.
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